Estamos a menos de un mes de empezar la 32a edición de la Misión de Medio Año. Del 20 al 31 de julio más de 140 lasallistas entre maestros, catequistas y estudiantes de Apurímac, Arequipa, Cusco, Ica y Lima, tendrán la oportunidad de vivir la experiencia que la Comisión de Pastoral del Distrito Lasallista Bolivia-Perú organiza.
Esta misión se realizará en las comunidades campesinas de Sayhua, Pichiupata, Pampahura y Mateclla de la provincia de Andahuaylas en la región Apurímac.
La Misión Lasallista es una iniciativa que representa el compromiso y el crecimiento de la comunidad lasallista dentro del marco del Proyecto de Pastoral Distrital. Este proyecto se define como un encuentro personal y comunitario con Dios, nacido de la necesidad y basado en la solidaridad con las comunidades de la periferia.
Orígenes y Desarrollo
La Misión Lasallista tuvo sus inicios en el Colegio De La Salle de Arequipa en 1987. Concebida como una experiencia formativa para los estudiantes de 4º de secundaria, la misión se llevó a cabo en el distrito de Chivay, capital de la provincia arequipeña de Caylloma, una región caracterizada por sus necesidades económicas y sociales y por la presencia activa de la Iglesia. Chivay proporcionaba las instalaciones y condiciones necesarias para que los estudiantes pudieran vivir en comunidad durante una semana, lo que hacía posible realizar actividades de apoyo y convivencia.
Las primeras actividades incluyeron trabajo comunal, apoyo en la posta médica, catequesis en la cárcel, animación del rosario y misas, así como trabajos de investigación para comprender mejor las características de la población local. Estas acciones no solo ayudaban a la comunidad de Chivay, sino que también ofrecían a los estudiantes una oportunidad única de crecimiento personal y espiritual.
Expansión y Consolidación
En 1993, la Misión Lasallista se expandió para convertirse en una actividad nacional, involucrando a todas las obras lasallistas de Perú bajo el nombre de Misión Lasallista del Valle del Colca. El servicio se amplió a las localidades de Chivay, Yanque y Coporaque, y se incorporaron nuevas actividades, como la catequesis con niños. Se establecieron distintos niveles de organización, coordinación y ejecución, y se creó un equipo volante encargado de la coordinación general para asegurar el buen desarrollo de la misión.
La participación de Hermanos, seglares, jóvenes, profesores, catequistas y matrimonios enriqueció la misión, favoreciendo la opción vocacional de muchos jóvenes y facilitando la unificación de criterios pastorales a nivel distrital. Esta colaboración también promovió el apoyo mutuo entre las distintas pastorales de las obras lasallistas.
Evolución y Adaptación
En 2001, reconociendo el valioso trabajo realizado por los Hermanos y estudiantes lasallistas de Urubamba y, con el fin de garantizar la continuidad de la misión, se decidió trasladar esta
experiencia al Valle Sagrado. Durante 17 años, esta región se benefició de las actividades y el compromiso de la comunidad lasallista.
Después de un profundo análisis, en 2017, la Comisión de Pastoral decidió trasladar la misión a la ciudad de Abancay, una zona con una significativa presencia lasallista y un gran trabajo realizado por la comunidad local. Esta decisión buscaba asegurar la vitalidad y continuidad de la experiencia misionera.
Continuidad y Futuro
A pesar de la interrupción causada por la pandemia que asoló al mundo, la Misión de Medio Año se retoma con con el mismo entusiasmo y compromiso fundacional. Adaptándose a la realidad y necesidades de desarrollo de las distintas comunidades campesinas, la misión sigue adelante con la participación de estudiantes, maestros y catequistas de casi todas nuestras obras educativas en Perú.
La experiencia es un proceso continuo de descubrimiento y crecimiento. La comunidad lasallista está comprometida en seguir buscando nuevas formas de servicio y apoyo, con la certeza de que cada paso es un avance en el largo camino de la mano con el Señor y con nuestros hermanos. La Misión de Medio Año es, y seguirá siendo, un testimonio vivo de fe, fraternidad y servicio con las comunidades más necesitadas.

