Querida familia lasallista:
En este 6 de agosto, nos unimos con profundo respeto, esperanza y gratitud al pueblo boliviano en la conmemoración de los 200 años de su independencia. Este Bicentenario es más que una efeméride: es una ocasión sagrada para hacer memoria, renovar el compromiso ciudadano y soñar juntos un país más justo, fraterno y solidario.
Desde hace más de un siglo, nuestra presencia lasallista ha sido parte viva de la historia de Bolivia. En 1919, los primeros hermanos llegaron con la convicción de que educar es también un acto de amor por la patria. Desde entonces, miles de niños, niñas, adolescentes y jóvenes han sido acompañados en el camino de la formación integral, desde los valores del Evangelio y el carisma de san Juan Bautista de La Salle.
Hoy, en este Bicentenario, damos gracias por las generaciones de educadores, hermanos y seglares que, desde aulas humildes o instituciones emblemáticas, han sembrado fe, ciencia y fraternidad al servicio del pueblo boliviano.
Pero también miramos hacia adelante: nos reconocemos como semilla de esperanza en una patria herida, desafada por la desigualdad, la fragmentación y el olvido. Por eso, desde nuestras comunidades educativas, nos comprometemos a seguir construyendo una Bolivia donde la educación transforme realidades, y donde cada niño y joven sepa que es protagonista de una historia digna y luminosa.
Que este Bicentenario inspire nuevas formas de participación, reconciliación y diálogo, y que san Juan Bautista de La Salle interceda por esta tierra hermosa que lo ha acogido desde hace más de 100 años.
¡Feliz Bicentenario, Bolivia!
Viva Jesús en nuestros corazones. ¡Por siempre!
Lima, 6 de agosto de 2025